viernes, 21 de mayo de 2010

Ella mis hijos y yo.

Ella es el amor de mi vida, mis hijos, son lo mejor que nos ha ocurrido además de conocernos.
Cuento un episodio en nuestra vida de solteros, que las personas que nos rodeaban no podían creerse lo que estaba pasando en un pueblo, en el que nunca pasaba nada.
Parece complicado pero es simple.
Bienvenidos a mi historia.
Empieza el relato, la cita es a las 8, frente a la carretera de entrada a su vivienda. Después de un tiempo de vernos a escondidas de su familia, (que no de los vecinos, pues en este pueblo si no quieres que se enteren de algo, no lo hagas) un tiempo os decía de mandarnos mensajes de amor no a través del móvil, ni del ordenador, aparatos que entonces por increíble que hoy nos resulte, no existían en nuestras vidas, ni falta que nos hacían a nosotros estando La Chari, que veloz como el viento en su bici, hacia la ruta entre La Puebla y La finca del tío Vinatero, llevando nuestros correos de la forma mas rápida y discreta posible. Pero como antes os decía, aquí todo se sabe y cansados de afrontar demasiados problemas, castigos y algún que otro capón por nuestro afán de aprovechar cualquier sitio y momento para estar juntos, cine, bailes en cocheras, o reuniones de grupos de amigos, decidimos escapar de un entorno que no entendía que nos quisieramos siendo tan jóvenes, como si eso fuese impedimento para lo que sentíamos el uno por el otro. Además que yo siempre e defendido que la joven era Mari-Cruz, que tenia 14 años, pues , ya tenia 16. Como os decía al principio la cita fue, a las 8, ya noche cerrada en un dia 4 de Diciembre, un día solamente elegido por mi, porque era día de cobro en mi trabajo, y así con dinero fresco en el bolsillo decidimos enfrentarnos a una vida nueva juntos los dos y a espaldas de quien no lo entendiese ni aprobase, !era su problema! Buscamos una ciudad tan lejana como difícil de relacionar con nosotros, y hacia Madrid partimos, llevando por equipaje un abrigo y nuestro amor,¿ acaso hacia falta algo mas.? Hoy te dice alguien," mañana voy a Madrid," pues vale, como si vas a Barcelona, pero en el año 1968, un viaje a Murcia, ya era un acontecimiento en una familia, que se preparaba durante varios días. Pues bien ni pensarlo mas, si Madrid, era verdad que existía, a Madrid iríamos a parar, y así en el tren nos metimos, en menos tiempo del que estoy tardando en escribirlo, bueno no fue tan rápido, que se nos escapo en Torre Pacheco y tuvimos que salir pitando para poder cogerlo en Murcia.
Cuando ya por fin en el tren, y después de toda la noche viajando, se anuncio la llegada a la estación de Atocha, nos acercamos a la salida del vagón y antes de que se parara del todo nos cogimos de la mano y abrimos la puerta de la vida y saltamos a tierra.
Sentimos la necesidad de caminar, de correr, de reír y llorar, dejando que el viento despeinara la emoción que nos saltaba en el cuerpo.
Allí nos instalamos y buscamos trabajo, y empezamos a vivir nuestra nueva vida, suerte que mi jefe de trabajo en La Puebla, por esos días estreno coche, y no pensó nada mejor para hacerle el rodaje, que según me contaron después, dijo refiriéndose a nosotros, Este fin de semana voy a por los zagales, sino esos no vuelven, y digo que menos mal que decidió ir a por nosotros, no porque estuviésemos mal en Madrid, que no era el caso, sino por que hoy no nos imaginamos una vida en otro lugar de España que no fuese mi pueblo, y con otros amigos y vecinos como los que aquí hemos tenido y seguimos teniendo.
No cabe la menor duda, que nada hubiese sido igual, no disfrutar de nuestros amigos a lo largo de estos años nos abría deparado una vida muy distinta y en nada comparable a la que hasta hoy tenemos la dicha de vivir y compartir. Y aquí estamos ahora, con nuestros hijos ya criados, disfrutando de nuestros nietos, y siendo espectadores de nuestra vida. Mostrando al que quiera ver que nuestra familia existe sin tener que buscar el consentimiento de nadie, 42 años, y contando... día tras día le digo a mi María, Sabes que te echo de menos aunque solo sea por un día, y me doy cuenta de que , si no estas cuando más te necesito, es porque te necesito sobre todo, cuando no estás. Y asta aquí puedo escribir, me ha entrado algo en un ojo.