Estimado amigo libro:
Te escribo porque te aprecio.
Realmente podría decir hasta que te quiero porque, a lo largo de toda mi vida, has estado siempre presente, cerca de mí, unas veces dandome respuestas y otras provocandome preguntas, divirtiéndome, o simplemente entreteniéndome, consiguiendo que fuese feliz, solo con saber que estabas ahí, que existías para mi.
Déjame que te cuente cómo te conocí y como me aficione a ti, sobre todo, porque creo que así le traeré recuerdos a alguien. Veras, cuando era un crío llegaron a mis manos unas novelas de las que se cambiaban una vez leídas a cambio de unos céntimos o pocas pesetas, en mi casa, en la lista de la compra no había presupuesto para libros, y esas novelas que me dejaban algunos amigos mayores fueron mi primera "literatura", El Oeste, El FBI, incluso algunas de Corin Tellado hicieron de mí un lector absolutamente voraz.
El siguiente paso fue cuando mi Jefe viejo me regalo la suscripcion como socio de Selecciones del Readers Digest, cada mes recibía al cartero con mas inquietud, siempre nervioso por si se perdía mi libro por el camino, cuando llegaba por fin, yo hacia ya semanas que estaba preguntando por EL. Hoy cincuenta años después todavía la leo cada mes.
Solo tenia diez u once años, pero ya era capaz de dedicarle a la lectura varias horas diarias, siempre por la noche, siempre en la cama, con la voz de mi madre al fondo diciendo: "Apaga ya la luz, hijo, que luego viene el recibo y hay que pagarlo".
A partir de ahí, cuando ya tendría quince o dieciséis años me lancé por mi cuenta. Y hasta la fecha, en las estanterías de mi casa hay varios cientos de vosotros que me habéis conformado, que me habéis hecho como soy. La vida me hizo pasar por muchas experiencias, pero vosotros me enseñasteis a pensar y por eso os estoy profundamente agradecido.
Ah, y sigo leyendo en la cama, por la noche.
