jueves, 21 de octubre de 2010

EL BLOG DEL POLI-- EL DIA QUE NACI YO.

Cuentan las malas lenguas que mi nacimiento llego rodeado de malos augurios y sucesos prodigiosos. Por razones obvias, soy incapaz de recordar lo que sucedió. He buscado en los periódicos de aquellas fechas y como es natural el alumbramiento de un niño en La Puebla, por interesante que fuera, no mereció ni un titular en la prensa de la época.
     Lo que puedo contar lo sé por boca de mis padres, de los comentarios de tardes enteras de costura ó partiendo pimientos y  de las habladurías populares. Y si bien de la memoria familiar me puedo fiar, tanto como guiarme puedo por los recuerdos de cualquier familiar o vecino honesto, no puedo dar mucho crédito, ni remotamente a las fantasía del vecindario. Si puedo afirmar sin temor a equivocarme, por que es algo de muchos conocido que nacer tan pequeñico y además en un pueblo Nacionalista con unos alrededores Republicanos y tan pobre de comodidades, de cultura y de tegnologias a principios del año 1952,  y recién terminada la guerra, no era ningún priviligio. La protección de los gorbernantes a los mas desfavorecidos como eran los campesinos era totalmente nula. Bien es verdad que nuestro Caudillo había prometido que ningún español se acostara sin cenar, y aunque esto fue algunos años antes de que yo naciera, y por las fechas de mi llegada no quedaban muchos españoles que encima de no tener cena no podían acostarse para no hacerle un feo.
     Tenéis que comprender  que aunque os sorprenda, estábamos en estas fechas recién salidos de una guerra civil y el país era un rompe-cabezas con todas las piezas desperdigadas, demasiado odio y miedo o cuando menos, desconfianza por todos los rincones.
       Mis padres gentes sencillas del campo solo tenían, su honradez y sus ganas de trabajar en cualquier sitio que les permitiera sacar adelante la familia que algún tiempo atrás decidieron crear.
       Mi madre ya me llevaba en su seno cuando un nuevo problema azoto el campo, una sequía que ya duraba demasiado para una zona donde sin industria ni construccion, que solo se subsistía con el trabajo en la tierra, hortalizas ,cereales, melones ó pimientos y algodón eran en aquellos entonces el medio de vida de todos los vecinos del pueblo y sus campos. No era preciso ser cabalista, pues, para pensar que mi nacimiento se produciría en un momento harto inoportuno. Justo es confesar, que mis padres, a pesar de las estrecheces y el desorden general de la época, veían con ilusión el embarazo y esperaban llenos de alegría mi venida al mundo.
       Todos creían y esperaban que una vez pasada la sequía, y según se alejaran los recuerdos de la guerra, volverían los años en que nuestra tierra seria de nuevo generosa con los agricultores.
      A principios del mes de Febrero del 52, Franco nuestro caudillo y jefe del Estado Español anuncia una visita a Cartagena, no se hablaba de otra cosa, se decía que con su visita se llenarían las arcas del Ayuntamiento, y se repartiría entre el pueblo ayudas para que los agricultores hiciesen plantaciones tan grandes que permitiesen al país no tener que  mendigar o comprar a otros países trigo y demás cereales para dar de comer a personas y animales, y así conseguir productos tan escasos como necesarios, pan, leche y carne.
     Se le estaba dando al viaje tanta publicidad  ya que la radio no hablaba de otra cosa, que en el pueblo se decía que seria bueno ir todos a Cartagena a recibir al que creían El Mesias, la solución a todos los problemas. En el pueblo no se hablaba de otra cosa todos los hombres preparando un viaje  que no creerse que era moco de pavo, había que estar en la ciudad antes de las 10 de la mañana que era cuando llegaba, y todos juntos para poder desplegar una pancarta con el nombre de La Puebla para que nos conociera y nos inclullera en el reparto, y sin mas medios que los carros, bicis ó andando, pero ante los comentarios de que podían repartir tierras entre los que quisieran trabajarlas, nadie quería perderse la oportunidad única de conseguir los favores del  Gran Jefe.
      Los últimos preparativos se hacían el Martes, y yo tuve la ocurrencia de venir al mundo al día siguiente, un Miércoles de madrugada: precisamente el día señalado para la visita del Generalísimo. Mis padres recuerdan un cielo cubierto y lluvioso, no muy distinto de los días habituales en pleno invierno. Algunos vecinos, en cambio, quisieron exagerar los hechos y han preferido una noche muy oscura, la mas negra y cargada del siglo. Con el tiempo, las malas lenguas han fabricado enormes nubarrones, que se desplegaban como alfombras. Las gentes sencillas han pretendido al describir mi alumbramiento, tratar los desordenes humanos como desordenes naturales.Todo, para escenificar la aparición de una pobre criatura que nacía para anunciar el descalabro de un Pueblo.
     En el preciso instante en que mi padre se preparaba para ir al punto de reunión para la salida de todos los vecinos hacia Cartagena, mi madre rompió aguas.   (  Hasta aquí puedo contar, hoy) Seguira...........